sábado, 17 de enero de 2015

Seguimos la isla!

Aunque la tenemos mucho mas avanzada, he aquí unas pocas imágenes del avance!!
Pd: ya superamos el nivel de isla del otro server, estamos muy felices!!

VIVA REINOS IBEROS!!


El árbol era enorme y aparecía cada bicho...


esto ya no existe pero bueno, es una construcción que merece la pena mencionar


La seta de ahí nos la robó un enderman y la puso ahí sin mas... no se que pasó con la seta roja después de eso


Selfiiiiiiiiiiiiiiiiie!

Lindos Patitos




(para mayores de 18 años)

La realidad de una linda familia que vivían en la charca todos felices y contentos.
Allí la joven mama pata cuidaba tranquilamente de sus 10 queridos patitos, uno de ellos, el mas curioso, se atrevió a salir de entre los juncos una bella tarde de verano y no volvió hasta años mas tarde.
Por ello perdió cuanto tenía pese a ser un hermoso pato blanco; allí sus hermanos no estaban y su madre tampoco, solo acomodado quedaba su nido entre los juncos.
- ¡mama, mama! - gritó desesperado pero no había nadie.
Así pues el Patito emprendió la búsqueda para encontrarlos, viendo que en el camino había unas huellas del tamaño de sus patitas. Las siguió esperanzado,
alejándose mas que nunca de la charca y de todo cuanto había conocido hasta ahora.
¿donde estaba su familia?, ¿por qué no conocía a su padre?
Esperanzado. ni temía que les ocurriese algo, tan siquiera lo había pensado.
Tras tres días y tres noches, el sendero se hizo de piedra, perdiendo el rastro de su familia una vez mas. Con ello una pequeña culpa impregnó la mente del joven pato viajero, ya que si se hubiese dignado a quedarse con sus seres queridos cuando era solo un crío, ahora no estaría en esa situación.
Aun con todo, continuó derecho por el camino empedrado y, para su sorpresa, se encontró con el ser mas extraño con el que jamás se había topado.
Temió por un momento, retrocediendo sobre sus patas al ver que el extraño ser de dos piernas y cabeza de huevo sin pelaje se le acercaba raudo y temible mostrando sus fauces; aunque estuvo dispuesto a atacar al horrible monstruo vio que sus intenciones eran buenas cuando dejó caer sobre el patito una lluvia de migas ricas.
Agradecido, comenzó a comer del suelo, ansioso por el hambre y enormemente agradecido entre su insistente cloquear.
- ¡cuakc cuakc cuakc cuakc! - dijo agradecido ante los oídos del enorme bicho, quien se apartó para que el joven pato siguiese su caminar.
Nunca olvidaría lo horrible que era la criatura, pero había sido bueno con él y eso cambiaba su forma de representarlo pese a su primera impresión. El horizonte fue mostrando los colores cobrizos del atardecer y el pobre patito aun no tenía donde descansar; con miedo a ser atacado, se acercó temeroso a un pequeño riachuelo por donde pasaba el camino sin saber como, iluminado en las piedras que soportaban el peso de ambos lados misteriosamente.
Poco a poco se metió en el agua mientras movía la colita, introduciendo la cabeza bajo el agua para acicalar su lustroso plumaje blanco.
Se acomodó plácidamente bajo la extraña construcción para servirse de un techo como la superficie de los juncos, la cual echaba mucho de menos.
Poco antes de cerrar los ojos un fuerte sonido, seguido de un resplandor fantasmagórico impidió que el patito conciliase el sueño. Es mas, alzó el vuelo espantado ante la turbulencia del río sobre sus aguas y el tinte rojizo que se extendía con rapidez, pareciendo de color negro por la soledad de la noche.
- ¡Mierda, mierda, mierda, mierda! - exclamó sin descanso, tratando de que el cansancio no le hiciese aminorar la velocidad y así alejarse lo más rápido que pudo.
En poco tiempo llegó a una gran montaña también de piedra y ladrillos; por un hueco pudo meterse dentro de una cueva oscura, acomodándose justo debajo de hierro y solo eso.
Aun miraba a su alrededor con espanto por lo que había vivido. En su vida tubo tantos percances como hasta el momento, incluso temblaba con el corazón latiendo a mas no poder.
Miró a las estrellas desde la entrada a la cueva y consiguió ver a lo lejos una estrella fugaz. Cerró los ojos y pidió un deseo. Ansiaba con todas sus fuerzas volver con los suyos, su madre querida y sus lindos hermanos a los que recordaba como pequeños polluelos amarillos.
A la mañana siguiente resonó sobre él un eco más desagradable que el estallido de la noche pasada. Graznó con fuerza, tratando de escapar pero eran los hierros los causantes de la angustia, no podía escapar, ni siquiera moverse del lugar hasta que parase. Las lágrimas y los bramidos eran silenciados por ese bramido ruidoso, el cual dañaba los delicados oídos del animal.
Por fin consiguió salir, dolorido y desorientado, cayendo directamente sobre la calzada. 
A lo lejos las campanadas seguían su replicar y el pobre patito temblaba al pensar que el ruido volvería a alcanzarle. Cerró los ojos, aun lagrimeando por el miedo, y en su momento de confusión por si no fuese poco, una gran maquinaria lo arrastró sin impunidad, como si de una insignificante piedra se tratase, sacandole de su trayectoria.
Ahora yacía ensordecido y mal herido, con el único recuerdo de su familia rondando en su cabeza.
La oscuridad hizo frente al día, la vida escapaba ante sus ojos, pese a la poca edad que tenía; pero su agonía persistía incansable, el dolor no lograba ceder ni por un momento a medida que moría lentamente; Y la luz, aquella luz tranquila y cálida que llamaba a su alma para alejarse de las heridas y el sufrimiento.
El Joven animal durmió, aun pensando en el ayer.
Al despertar, increíblemente estaba vivo, el dolor había sucumbido y cómodo sobre un nido blando con extraños plumajes blancos sobre su sangre seca.
Por un momento temía de nuevo y trató de levantarse aunque parecía imposible la hazaña.
Entonces dio con su captor. Otro enorme golem de carne como la cría que le tiró algo de comer; este era enorme, sin pelaje ni plumas a excepción del pellejo que le cubría. Tal calvicie enojó al pequeño pato, el cual trató de picarle la nariz sin dudarlo.
 El hombre ejerció mucha fuerza en su endeble cuerpo magullado, así pues no podía hacer otra cosa que dejarse guiar y ver donde acabaría esta vez.
Para su sorpresa, le habían soltado en una pequeña charca cercada por gusanos de metal con árboles sin corteza y una extensa laguna con vegetación baja. Allí, cerca de la entrada, como si le esperasen, sus jóvenes hermanos y hermanas juntos, vivos, felices. El monstruo los había librado de las pesadillas que él mismo vivió. No pudo contener las lágrimas al saltar de las manos del gigante moviendo la colita como muestra de amor y felicidad.
Fue acogido sin contemplaciones por los suyos, incluso por nuevos inquilinos de otros lagos y pantanos. 
Cada día que pasaba, después del periplo, vivió su vida, obteniendo comida de la mano de su salvador y viendo como otros marchaban al hacerse grandes; llegó a pensar que aquel gigante ayudaba a los mas mayores así como los huevos que ponían las hembras para llevarles a una vida mejor. Así sería sin duda.
Hasta que le llegó el momento. Habiendo alcanzado la mayoría de edad, al patito le fue obligado a entrar en la casa del gran dios hombre. Por aquel entonces el pato ya se había recuperado de sus heridas y el trauma emocional desapareció por completo, incluso ahora era padre, guiando cada día a sus polluelos para nadar y divertirse todos juntos.
En el momento en que guiaron al pato dentro una hembra de gigante lo agarró del pescuezo como si no fuese nada y riendo le tiraba de las plumas de la cola. El patito graznó dolorido, sin entender a que venía tal violencia hacia él, ¿que había hecho?, se preguntaba y pensar que no era sino mas que un bache en la rueda de la vida. Uno de los pequeños entró sin querer por la enorme puerta de hierro antes de que pudiesen impedirle el paso, al escuchar el jadeo de su padre y pió para encontrarlo. La mujer, asustada, dio una fuerte zancada, acabando con el sonido molesto que emitía el pequeño. Los ojos del patito se abrieron de par en par al ver la escena y uno de sus pequeños dejando de respirar, en el suelo, tirado como un pellejo sin vida de plumas doradas.
El gigante gritó a la otra señalando el cadáver y el pato no pudo contener las lágrimas. Ahora sabiendo que el paraíso no existía y la piedad había desaparecido.
Lo golpearon contra una plancha de madera y el suave reflejo de la muerte en el metal acabó con su vida de un machetazo.

Todos sufrirían el mismo final.
Al menos mientras los gigantes sean gigantes sobre sus construcciones y maldades, pues cuando ellos se vean inferiores como el pobre patito y su familia, los cuales servirían de alimento familiar, otro gallo cantará.

viernes, 16 de enero de 2015

Music



Yey! tenia ganas de irme a dormir
pero no sin antes dejar un dibujo random
PORQUE LA MÚSICA
DESPIERTA AL ALMA!!